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Consejo de Génova a Guardiola: «Es más fácil explicar un pacto con Vox que por qué repetimos elecciones»

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Voces de Génova consideran que es «más fácil explicar a los extremeños -y a resto de españoles- un acuerdo con Vox que un regreso a las urnas». Una conclusión que rondaba los pasillos de la sede nacional del PP después de que el reloj parlamentario extremeño se pusiera en marcha. Este mismo viernes, el PP de Extremadura y Vox han alcanzado un acuerdo, cuando parecía inevitable una repetición electoral en la región. Los populares tenían claro que, tras el mandato de las urnas, lo conveniente era alcanzar un «pacto de cambio» de manera «rápida» para evitar unas nuevas elecciones en Extremadura. Alberto Núñez Feijóo también se expresó en estos mismos términos.

El equipo negociador de María Guardiola mantenía sobre la mesa algo más que el programa conjunto que ofrecían, descartando la entrada en un Ejecutivo de coalición, que es lo que exigía Vox. No obstante, este viernes se ha confirmado que los de Santiago Abascal entrarán finalmente en el Gobierno extremeño. Hasta el momento, el PP sólo estaba dispuesto a ofrecerles algunas direcciones generales y secretarías de corte técnico para que los de Abascal decidiesen qué perfiles las ocuparían. Vox consideraba este ofrecimiento del todo insuficiente, ya que no suponía ningún control real sobre el Gobierno.

Fuentes de Génova 13 consideraban que llegar a un acuerdo con Vox, como ya había ocurrido en Valencia o Baleares, podía ser mucho más entendido y celebrado entre sendos electorados que la decisión abocar Extremadura a unos nuevos comicios autonómicos. El problema era que ambas partes encontraban razones para justificar que el otro debería ceder. Finalmente este problema se ha resuelto tras el pacto de Gobierno alcanzado en Extremadura.

Los populares consideraban que, con sus 28 escaños frente a los cinco de Vox, eran ellos quienes debían asumir el Gobierno regional en solitario y sostenían que el mandato era claro para que María Guardiola fuera la presidenta: «Recibimos el 38,85% de los apoyos, casi 240.000 votos». Con esta cifra, en el PP entendían que distaba del 8,12% de Vox y sus 49.400 papeletas.

Vox, en cambio, quería hacer valer su situación. Los de Abascal reivindicaban que sus cinco diputados tenían la llave del Gobierno, por lo que defendían que estaban en condiciones para entrar en el Ejecutivo. «Los resultados de Baleares no se pueden extrapolar a otros casos», señalaban los conservadores.

El argumento de ostentar la llave del cambio se le podía volver en contra si no se alcanzaba un acuerdo. «Si Vox no es capaz de frenar un Gobierno de la izquierda, no tiene sentido su presencia en el escenario político», sostenían fuentes populares. Esta era una de las tesis que el PP había empleado con anterioridad y que volvía a rescatar para analizar lo ocurrido en Extremadura. PP y Vox mantenían sus conversaciones mientras que la repetición electoral planeaba sobre el horizonte.

La cuenta atrás se puso en marcha este miércoles cuando la socialista Blanca Martín, la presidenta de la Asamblea de Extremadura, anunció que Guillermo Fernández Vara será el candidato que acuda a la sesión de investidura de los próximos días 5 y 6 de julio. Tras no superar con mayoría absoluta la primera votación, Vara deberá someterse, a las 48 horas, a un segundo sufragio en busca de la mayoría simple.

Como la suma de PP y Vox (33) supera al bloque de izquierdas de PSOE y Podemos (32), la segunda votación también será fallida. A partir de ese instante, se pueden presentar tantas investiduras como se deseen durante 60 días, momento en el que se disolverían las Cortes y Extremadura acudiría a unas nuevas elecciones. El acuerdo entre la formación de Feijóo con la de Abascal evitaría este escenario.

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